34 días después de volver a pedalear y con solo 2.500km en las piernas, empiezo mi temporada con la carrera en Pitillas del Trofeo Euskaldun; sobre el papel 120km sin ninguna complicación geográfica.
Pero al llegar al sitio y ver esa inmensa explanada del Valle del Ebro, donde los molinos giran a 2000 rpm solo quedaba esperar que las cunetas de la zona estuvieran en buen estado.
La carrera empezó muy nerviosa, con un pelotón inmenso estiradísimo y encunetado donde todo el mundo quería estar delante, así que tuve que desconectar la cabeza, porque lo único que no quería era caerme y era en lo único que pensaba...
En un par de ocasiones me vi escapado, sufriendo como nunca, pero ahí estaba. Pero de poco sirvió, nos acabaron cogiendo y con el pelotón volvían los nervios, las encuanetadas, las peleas por la posición, las remontadas contra el viento...
Al final llegaron 4 o 5 escapado a 1 minuto del pelotón, que por las calles de Pitillas peleaba por el sprint. No me meto ahí ni loco!
Acabo muy contento, feliz como si hubiera ganado la carrera. No tenia nada claro que sensaciones iba a tener, ni tan solo si podría acabar... y para el precario estado de forma que llevo esta más que bien!
La noche anterior dormí en Tafalla, y después de cenar me fui a dar una vuelta por el casco viejo